Aquella ballena...

Antes de morir varada,
salpicó tan fuerte su angustia
-llena de compasión-
que heló el estero
convirtiendo la realidad en un fósil,
en un cofre que solo abrirá
el que no teme al frío
ni a los muertos.

Lolacr, 15 de septiembre de 2007

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