Jardín

El jardín se vistió de blanca arqueología incompleta, de musgo agradecido por la lluvia, de sombras vertidas por un romántico trasnochado. Y la fuente, seca por la vida, lloró por el reencuentro con el invierno.
Lolacr. 21-Nov-O7

3 comentarios:

Valentina dijo...

Qué tendrán los inviernos que siempre evocan a los recuerdos más tristes...

Madeja de Palabras dijo...

No necesariamente. Lo inviernos pueden congelar los sueños, quebrar de frío las utilidades, deshauciar el compromiso y presentar a la soledad como compañera de meriendas. Pero también el invierno puede, si le dejas, avanzar contigo hacia la chispa del nuevo brote. Ese que permaneció oculto al abrigo de su padre, en una estación fría, al final de cualquier año. Demos una oportuidad al invierno para que evoque amaneceres compartidos, refugio para poetas y pistas de baile para ajedrecistas enamorados de nuestra complejidad.

Valentina dijo...

El invierno es triste. Para mí sí. Y nada podrá cambiarlo.